jueves, 20 de octubre de 2011

Ser y Movimiento I. El poema filosófico de Parménides

"Ea, pues, que yo voy a contarte (y presta tu atención al relato que me oigas) los únicos caminos de búsqueda que cabe concebir: el uno, el de que es y no es posible que no sea, es ruta de Persuasión, pues acompaña a la Verdad; el otro, el de que no es y el de que es preciso que no sea, este te aseguro que es sendero totalmente inescrutable."
(del Poema del Ser de Parménides, según la versión de Alberto Bernabé)

Contexto

Dentro de la tradición pre-socrática, uno de los momentos más interesantes es la confrontación filosófica entre el pensamiento de Heráclito (que encarna de alguna manera al defensor del movimiento, del cambio) y Parménides (que representa, dentro de la historia de la filosofía, el representante más extremo de la idea de la unidad y la inmutabilidad del ser). Esta confrontación realmente se estableció a posteriori, al representar ambos pensadores dos puntos de vista aparentemente opuestos y ser coetáneos. Aún así resulta matizable, ya que, aunque se supone que ambos pudieron llegar a conocer la obra del otro, parece ser que no mantuvieron ninguna polémica real entre ellos y que, de hecho, el Poema Filosófico de Parménides pretendía más bien criticar aspectos de la doctrina pitagórica, dentro de la cual se había formado.

Para contextualizar el argumento central del pensamiento de Parménides (Elea, 540-470 antes de Cristo), hay que recordar que para los anteriores pensadores presocráticos la multiplicidad es una realidad y hay una idea común que es la búsqueda del uno, del fundamento que otorga ordenamiento a la multiplicidad al que llamaron “arjé”. Es decir, existe la aceptación de que existe algún tipo de realidad objetiva a la cual ha de ceñirse el conocimiento y que puede consistir en un elemento físico, material, como ocurre en la Escuela de Mileto y, en general, entre los filósofos presocráticos o en un elemento inmaterial, como las Ideas de Platón. Pero sea como fuere, la búsqueda del "arjé", de la primera causa objetiva de esa realidad múltiple, determinará las posteriores interpretaciones de lo real

Para Parménides, dicha multiplicidad es una ficción, lo uno es una realidad, es un uno ordenado, homogéneo, inmutable, eterno, finito e ilimitado. Esto se manifiesta en las denominadas tres premisas de Parménides: 1) lo que es es y no puede no ser, lo que no es no es y no puede ser; 2) lo que es puede ser pensado y se puede decir o nombrar de forma verdadera, lo que no es no; 3) lo que es es, es uno y no puede ser muchos.

Reflexiones personales


En la parte del poema que podéis leer en la parte inferior del post, Parmenides expone su doctrina a partir del reconocimiento de dos caminos para acceder al conocimiento: la vía de la verdad y la vía de la opinión. Afirma en el poema la superioridad del conocimiento que se atiene a la reflexión de la razón, frente a la vía de la opinión que parece surgir a partir del conocimiento sensible, que considera ilusorio, apariencia. De alguna manera, se acepta que Parménides introduce la distinción entre razón y sensación, entre verdad y apariencia.

Esta idea básica de Parmenides me resulta clara y relativamente fácil de comprender en un principio, pero su radicalidad la convierte en complicada de asimilar, ya que en última instancia llega a negar cosas como la posibilidad de ningún cambio (el paso del ser al no ser) y a afirmar que lo que no es, no puede ser pensado, ni siquiera "nombrado". Siguiendo la misma línea afirma que el ser es entero y que no puede ser divisible, que es inmóvil y que no puede cambiar de lugar ni morir, lo que resulta muy “chocante”, al enfrentarse por completo a la realidad que todos percibimos a través de nuestros sentidos.

Sin embargo, pese a ese aspecto un tanto “exagerado”, el pensamiento de Parménides introduce un montón de reflexiones que han caracterizado (al menos por lo poco que conozco) la historia de la filosofía y también temas apasionantes que en mayor o menor medida todos nos hemos planteado alguna vez, como la discusión sobre las diferencias entre verdad y opinión, sobre la validez de los distintos puntos de vista o si hay una única verdad inmutable. También anticipa otros temas que se han debatido en muchos otros momentos de la historia de la filosofía como la polémica entre el racionalismo (que también acentuaba el papel de la razón en la adquisición del conocimiento) y el empirismo, que resaltaba el papel de la experiencia y de la percepción.

Fragmento del poema filósofico de Parménides en el que se expone la vía de la verdad, según la versión del filósofo y lingüista Agustín García Calvo en su libro: “Lecturas presocráticas"

Y mención ya sola de vía

queda la de que es. Mas por ella hay puestas señales
Muchas: que, al ser no nacido, es ello imperecedero,
todo en entero igual y sin muda, y bien acabado;
nunca ni fue ni será pues ahora es todo a la una,
uno en sí mismo y continuo. Pues ¿qué nacimiento buscarle?:

¿cómo crecido y de qué?: ni de nada que no sea nada
concebir te dejo o decir (que ni concebible o decible
es que no sea; y ¿qué falta además lo habría lanzado
antes mejor que después del no ser nada a criarse?;
así que lo que es ha de serlo de todo en todo o no serlo)

ni a bien de lo que era una vez habrá fuerza de fe que permita
que nazca algo más que ello mismo. Por tanto, nunca ni hacerse
ni perecer lo ha dejado Justicia aflojando sus hierros,
mas lo retiene. Y el juicio sobre ello está en lo siguiente:
o es o no es. Y juzgado, como es forzoso, ya queda

que una hay que dejar, la sin nombre ni idea (que esa ni vía
es de verdad), y la otra, como es, que así es verdadera.
Y ¿Cómo va luego, en siendo, a morir?, ni ¿Cómo a criarse?:
si se hizo lo que es, no lo es, y si un día va a serlo, tampoco.
Conque el nacer queda así y el incierto morir anulado.
 
Ni es divisible tampoco, pues que es igual todo entero,
ni mas por acá (lo que le impidiera ser uno consigo)
ni por acá algo peor, sino que es de su ser todo lleno;
así que es todo continuo: que, siendo, a lo que es sigue junto.
Mas luego, quieto y sin muda, en linde de recias prisiones

está, sin comienzo, sin cese; que ya el deshacerse y hacerse
lejos se fue a perder y lo echó la fe verdadera.
Y, siendo lo mismo, en lo mismo quedando, yace en sí mismo;
conque firme allí mismo se está: que necesidad poderosa
en las prisiones del cerco lo tiene que todo lo abarca;


que es que no es de ley que lo que es no sea completo:
pues nada le falta; y si no, tendría falta de todo.
Y el idearlo es igual que aquello de que ello es idea:
pues, sin lo que es lo que es, en lo que está titulado,
no encuentras el concebirlo: que cosa no es ni ha de serlo

más que eso es que lo que es, toda vez que su sino lo ha atado
a ser total y quieto. Así que será todo nombres
cuanto han convenido mortales, verdad creídos que era,
lo de que nace y perece, aquello de serlo y no serlo,
lo de cambiar de lugar y mudar las espléndidas tintas.

Mas, como hay un último linde, es cabal y acabado
por doquier, semejante a la masa de bienredonda pelota,
del centro en todo sentido igualado: pues ello ni debe
ser mayor por acá o por acá menor para nada:
que ni nada habrá que, sin ser, pararlo pueda en llegarse

a lo mismo, ni siendo lo habrá, para hacer que fuera de aquende
más de lo que es o allende menor: que es todo sin mengua:
pues, igual por doquier a sí mismo, lo mismo en su límite reina.

Aquí te me paro ya en la razón de fiar y la idea
en torno a verdad.

Publicado por Itaca Molino Martínez

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